"No seas de quienes tienen una carrera, sé de quienes tienen una vida"
Edgar Morin
El pensamiento complejo es una forma de pensar que reconoce la multidimensionalidad de la realidad, y las limitaciones de las disciplinas individuales para comprender la naturaleza de infinidad de problemáticas complejas del presente, y por tanto la incapacidad para desarrollar soluciones centradas en la integralidad de la vida, incluyendo el micro y macrocosmos del que formamos parte.
Las disciplinas en lo individual son la materia prima, pero el objetivo es normalmente pluridisciplinar o transdiciplinar.
Un posgrado en Multiversidad nos da la brújula para comprender problemáticas inéditas y aproximaciones científicas desde la inter y transdisciplinariedad?
Sí. La creatividad científica es el caldo de cultivo. Su objetivo es la problemática seleccionada en sí misma, y es probable que tenga correlación con múltiples disciplinas. Hay personas que llegan con la intención de explorar desafíos en campos tan diversos como educación, comunicación, ciencias de la salud, sociología, geopolítica, administración, física, filosofía, ciencias de la tierra, medio ambiente, matemáticas, teología, informática, ciencias naturales, ciencias sociales y humanidades en general. En el proceso de la investigación, las fronteras disciplinarias se vuelven borrosas. El resultado es usualmente de gran valor social y cientifico.
Las metodologías de investigación basadas en la interpretación de la complejidad de la realidad, sumadas a la actitud crítica y la capacidad de pensar de manera transversal y relacional para resolver problemáticas de naturaleza compleja nos proporciona un activo académico y profesional de enormes beneficios.
Uno de los activos y talentos más codiciados en casi cualquier actividad humana es la creatividad y la capacidad de producir innovaciones y/o soluciones frescas tanto en el ámbito social como científico y tecnológico. El pensamiento complejo es una plataforma epistemológica que transforma la existencia porque nos coloca en ese punto de partida.
No.
Son dos modalidades: en línea y semipresencial. La modalidad más demandada es en línea. A cada una corresponde una autorización específica de las autoridades. Para nuestra satisfacción, la modalidad en línea ha podido generar una altísima calidad académica y científica.
Sí.
Y el procedimiento universal para gestionar la validez o autorización, desde siempre, es la homologación o equivalencia. Cuando alguien estudia en el extranjero es necesario que los estudios estén perfectamente autorizados en el país de origen y se puedan apostillar los documentos que se emiten. Con esos documentos: título y notas del estudio realizado, se presenta el estudiante en la dependencia correspondiente de su país, y allí se determina la homologación, con base en acuerdos internacionales. Ejemplo: El Acuerdo o Convenio de la Haya y el Convenio Andrés Bello.
Si los países involucrados son firmantes del Convenio de la Haya o Andrés Bello, entonces el proceso se simplifica. Las autoridades de cada país firmante están obligadas a reconocer los estudios realizados en otro país, siempre y cuando se cumplan los requisitos mínimos exigidos. Casi todos los países de Latinoamérica son firmantes de los citados convenios.
Sí. El proceso que no cambiará nunca es la homologación mediante los acuerdos o convenios citados arriba, y es un trámite que normalmente dura un par de meses o más, pero es lo convencional.
No obstante, puede haber otros mecanismos específicos o alternos por país que nunca descalifican o eliminan la homologación convencional. Ejemplo: Ecuador tiene una política de reconocimiento que denomina "automático" cuando el título viene de ciertas universidades extranjeras que aparecen periódicamente en esa lista. Los criterios no se conocen, y a menudo las universidades enlistadas desaparecen sin aviso previo.
Por ello, lo fundamental es la homologación, tanto en Ecuador como en cualquier país. Es la única ruta segura.
Por personalización entendemos:
Edgar Morin en persona desarrolló el modelo educativo - coordinando a un grupo de cerca de 30 académicos y científicos de 18 países, hasta llegar al modelo educativo de Multiversidad.
Edgar Morin inauguró de manera personal a Multiversidad, y además está personalmente pendiente de cada uno de los procesos.